Thursday, November 10, 2011

Las aristas accidentadas de la verdadera naturaleza masculina


Apareció en Critica teatral este análisis sobre la obra a cargo de Natalia Fernández Acquier

Entrevistas breves con escritores repulsivos

“(…) ¿Qué es la felicidad? Nada. Una palabra para designar algo que siempre ocurre en el pasado y, como siempre ocurre en el pasado, resulta que nunca ocurrió. Vale decir, no existe. Dos, el amor. El amor sí existe. Es una catástrofe, una calamidad, una peste letal como el cólera morbo. Es raro, eso sí (…) Es raro y monstruoso como el genio, y como él desdichado, condenado al dolor. ¿Quién lo dijo? Barrett. ¿Qué Barrett?: el único. Rafael. Un anarquista idéntico a Cristo y a mí cuando me deje la barba y si yo fuera rubio y alto y de ojos celestes (…) La esperanza. Muy bien. Al revés de la felicidad la esperanza sí existe. Existe porque está en el futuro, y si eso no lo dijo Pascal, debió decirlo (…) La mujer. Ahí va: la mujer es la casa del hombre (…) Y ahora que alguien me explique desde cuando hay otra agonía o batalla que no sea la que pasa por el cuerpo y otro sacrificio, y aun otra resurrección, que no sean los de la carne, desde cuándo hay otra desventura, angustia o tragedia que las que retuercen el corazón y las tripas, u otra hambre, otra sed, otro deseo que los que retuercen las tripas y el corazón, cuando cambiaron tanto las cosas como para que cualquier dolor humano, por mínimo que sea, no ponga en cuestión el universo entero y refute la impavidez de las estrellas (…)”.
Abelardo Castillo

Entrevistas breves con escritores repulsivos. El osado, controvertido y talentoso escritor David Foster Wallace. Un director y puestista catalán, Marc Caellas. Intuitivo. Avezado. Una periodista. Un puñado, muy interesante, de escritores. Teatro. El espacio escénico: la Fundación Tomás Eloy Martínez. Un lugar bellísimo donde se respira literatura y algo de la mística y la sobriedad del arte de las letras. En el primer piso hay un escritorio donde supo trabajar Borges, uno de los tantos, tal vez, que acompañó la distinción de sus trazos. Esta pieza, o la comunión de ellas, deviene elegante, intelectualmente atractiva, atrevida e insólita también. Pienso en la metáfora que me inspira lo breve, la personalidad efímera e inconstante de los vínculos, las promesas, los compromisos. La dificultad de comunicarse. La fragilidad de la verdad. Su límite. La verdad en tanto honestidad, afirmación de la realidad y su vinculación etimológica con la fidelidad. El lenguaje: el medio para expresarla. El hombre: su vehículo.
Ella. La mujer aquí es una y es todas. Su presencia, trabajada en inteligente despresencia, redescubre la fuerza del silencio como símbolo. Resignifica y subraya la palabra del otro y dice de lo inefable del amor. Dime que callas y el otro podrá decir. Y que diga, hasta el hartazgo. Funciona. Al paroxismo.
Ellos. Un hombre que se confiesa, dice, quiere decir, se explica, se describe, intenta hacerlo. Transfiere, en el plano de lo inconsciente claro, sus propios dolores, temores, inseguridades. Le habla a ella pero habla de él. Ella sufrirá, dice, pero el que sufre es él, a pesar, y tal vez en razón de, su seductor, al que ama y contra el que batalla ¿Narciso? La mirada de un hombre vanidoso. Y el costo, uno de tantos, de decir la verdad. La suya. Obvio.
Otro hombre, y otro lugar (todos serán otros: hombres y lugares). El sexo. Su motor. Su texto y pretexto. Su deseo. Su desprecio por el tedioso, a veces hipócrita, camino de la seducción. Su necesidad de clasificar, su manera de buscar, dominar. Propone. Devela su vicio. Defiende su gusto. Provoca. Despoja, despeja también, de mentiras el asunto. Desmaquilla. Pierde en su repulsiva discursividad ¿Frontalidad? Habrá con quien gane. Contrata. Siempre hay una clienta para un vendedor. Gallo o gallina; cada mujer dirá. O callará. Los tiempos modernos o el lado oscuro de los de siempre. Honestidad brutal.
Otro. Hombre también. La cama. Para él, el campo de batalla ¿Para todos ellos? Los estereotipos. El egoísmo ¿Cual? El gran amante. ¿Quién? Sexo, mentiras y verdad. Drogas. ¿Y la espontaneidad? No hay certezas. Ni fórmulas. Ni amor, ni dos que se aman. Dar y recibir. De a uno no funciona. Eso ya lo sabemos todos ¿Y de a dos sí? Dime a quién crees y te diré cómo y con quien duermes. “Nada se sabe, todo se imagina. Circúndate de rosas, ama, bebe. Y calla. Lo demás es nada”.
Otro hombre. Entre nosotros: hombres y mujeres, especie, raza, género, que más da. Espectadores y actores. ¿Cómo es no amar más? y ¿Cómo se dice? La confianza hace las veces de excusa. Vale, pero igual irrita. Exaspera. Desespera. No alcanza. La ironía se arma de palabras, muchas, todas juntas, desordenadas, verborreicas, ahí, saliendo de un caos para hacerse ¿otro caos? Culposas ellas-las palabras-culposo él-el hombre. Temerosas. Temidas también ¿Hasta dónde se puede hacer o dejar de hacer en nombre del amor? Y repito, ¿eso, cómo se dice? El silencio es sabio pero la verdad ahoga. Hay que decir aunque más no sea para sentir que no hemos podido hacerlo. “Paroles et encore des paroles que tu sèmes au vent. Que tu es Belle! Paroles et paroles et paroles”
Dos hombres ahora. Algo del principio de la obra, del comienzo de esta experiencia, se repite; o es el lugar o es la imagen de los dos hombres. No sé. Mi sensación es que todo vuelve a empezar. Todo. Y siempre. Sí, sí, el eterno retorno de Nietzsche. Ellos hablan de mujeres-generosas son las posibilidades del relato como género-hay encuentros, desencuentros, corazones rotos, burlas, prejuicios, compasión…El lado femenino del hombre. El relato es de quién lo cuenta. Maldita subjetividad. El final se insinúa abierto pero por alguna razón todos sabemos como termina. Todos los caminos conducen a Roma, dicen. Todas las historias terminan igual, digo yo, pero no porque todas ellas sean iguales (ni mucho menos nosotras). Igual puede ser diferente cada vez, como el sexo ponele.
Entrevistas breves con escritores repulsivos le da voz, cuerpo, escenario y geniales textos a las aristas accidentadas de la verdadera naturaleza masculina, o lo que la cultura ha hecho de ella, esa que preferimos no saber pero de la que algo sabemos. Para todo lo demás está el romanticismo. Incomoda, sí, pero de eso se trata. Creo.
El elenco lo conforman los escritores Roni Bandini, Lucas Oliveira, Martín Seijo, Esteban Feune de
Colombi, Guillermo Piro y la periodista Ivana Romero. Todos, con virtuosismo, componen esta experiencia teatral que desanda algo del vasto-conocido o por conocer-universo masculino. Se dice que los escritores no actúan. No es cierto. También se dice que los hombres son todos iguales. Tampoco es cierto ¿O si? Repulsión, revulsión-me gusta-atracción, aversión, seducción. Ficción.

Natalia Fernández Acquier

Fundación Tomás Eloy Martínez – Carlos Calvo 4319, piso 1º -
Viernes 21hs (Hasta el 16 de diciembre)

Reservas y compra anticipada: info@fundaciontem.org
Información: http://blog.fundaciontem.org/p/entrevistasbrevescon-escritores.html

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