Friday, November 11, 2011

Las bestias de dos lomos


Por Mercedes Halfon para RADAR

Cinco hombres suben a escena, libro en mano, para largar repulsivas confesiones sobre la triste condición masculina y heterosexual de hoy en día... Adaptando y pervirtiendo el ya poderoso libro de relatos Entrevistas breves con hombres repulsivos, del norteamericano David Foster Wallace, el director catalán Marc Caellas eligió escritores en vez de actores para darles voz y cuerpo a estos hombres revulsivos pero honestos, cínicos pero frágiles, sádicos pero temerosos, que aspiran a compartir con alguien la soledad esencial en la que viven.

Hay ciertos encuentros personales más reglados que otros. Una entrevista es un claro caso de encuentro repleto de protocolos. Más aun una entrevista periodística. De un lado se debe anotar o grabar, estar atento, repreguntar; del otro, contar lo que sea que se cuente, intentando ser interesante. En el medio, un café, un agua mineral, tal vez una bebida alcohólica. Usando y a la vez pervirtiendo esa estructura tan rígida se desarrolla Entrevistas breves con hombres repulsivos, el corrosivo libro de relatos de David Foster Wallace que el director catalán Marc Caellas lleva a escena en la Fundación Tomás Eloy Martínez. Y si decimos “pervirtiendo” es porque precisamente en esas salvedades es donde estas entrevistas encuentran su atractivo, su distinción escénica. El libro de Wallace es uno de sus complejos aparatos literarios que enhebra relatos casi clásicos con monólogos confesionales de hombres cuya incomodidad con el mundo los vuelve horribles. El catalán Marc Caellas desprende estos monólogos intercalados en el libro entre cuentos y los reparte entre cinco personajes, que los van desplegando en distintos ambientes de un caserón de Almagro donde acaba de instalarse la Fundación. Palabras íntimas pero impúdicas que desnudan esas habitaciones mentales a las que nadie invita a nadie: miserias de conquista sexual, humillaciones innombrables, coartadas viles, perversiones descriptas y ejecutadas con la frialdad de quienes ya han dejado muy atrás la desesperación.

Primera salvedad de la adaptación: ni en el libro ni en la obra las preguntas se suceden. Los hombres en cuestión hablan muchísimo, se explayan en diversos temas; pero, en la obra, una entrevistadora se mantiene enigmática en el más absoluto silencio. Una mujer que es testigo, juez, pero no parte de todo. Segunda salvedad: en la obra no se trata de hombres repulsivos sino de escritores. Esa modificación hizo Marc Caellas al título de Foster Wallace y es la clave de su versión. Quienes actúan los textos del escritor americano no son actores sino hombres que escriben: Guillermo Piro, Lucas Oliveira, Martín Seijo, Esteban Feune de Colombi y Roni Bandini. La periodista es la periodista Ivana Romero. A ella le abrirán su neurotizado corazón en dosis pequeñas, pero letales.

Por más que no estén hablando de sus asuntos sino recitando un texto de ficción, su condición de escritores es un dato ineludible y, además, interesante. Estaríamos ante una tercera salvedad: el que habla en la entrevista entonces es tanto Foster Wallace como Martín Seijo (y Guillermo Piro y Lucas Oliveira...). Son escritores recitando a otro escritor. Marc Caellas explica: “Me parece que los escritores están hechos de una pasta especial y que hay cierta honestidad vital que, bien canalizada, es muy potente escénicamente. A cada escritor le propuse un texto y una manera de presentarlo en vivo. A partir de ahí, cada uno lo llevó a su terreno, lo tradujo a su propio lenguaje, lo filtró con su personalidad y de ahí salió lo que presentamos. Sospecho que sí, que estas entrevistas hablan también un poco de ellos y, por tanto, de sus creaciones literarias”.

Seguimos a estos hombres/escritores repulsivos por el espacio de la Fundación Tomás Eloy Martínez. Una de las entrevistas ocurre en la biblioteca, otra en el patio interno, otra en la terraza. Ahora bien: ¿qué dicen estos mentados hombres/escritores repulsivos una vez ubicados en estos espacios tan poco convencionales? He aquí tal vez la mayor peculiaridad de toda la adaptación: los escritores no hablan de literatura. Sus monólogos hablan más de vida que de obra. Los cinco hombres repulsivos tienen en común la honestidad con que narran sus conflictos. Hacen un helado strip-tease intelectual. Uno que describe pormenorizadamente cómo seduce mujeres para sus prácticas masoquistas, otro que deja a su novia por el miedo que ella le transmite a que él la deje, un tercero que explica cómo ser un gran amante a partir de la hipocresía progre. Y así. La imposibilidad de relacionarse que tienen la mayor parte de ellos, tanto con el sexo opuesto como con ellos mismos en profundidad, toma la escena construyendo una cartografía de los males emocionales del mundo contemporáneo.

Y esto es lo más aterrador. En tiempos de post-feminismo y teorías queer, cuando los géneros se redefinen, la masculinidad pareciera ser el género que más acríticamente lleva el yugo de su clase. ¿Pero esto es así? ¿Qué sucede “puertas adentro” de sus cabezas? Sobre esos sujetos perturbados reflexiona lúcidamente Foster Wallace. Navegando en mares de sarcasmo, construye estas historias en las que más de uno se verá reflejado.

El hecho de que la única mujer del espectáculo permanezca toda la función en un silencio sólo matizado por gestos sutiles podría incentivar una lectura errónea. Puede incomodar ese silencio tan pronunciado. Sin embargo, no hay en esto una intención sexista, casi diríamos que es al revés: el foco está puesto en la problemática de ellos; y como el que calla, otorga, con su mutismo chaplinesco la mujer subraya las patologías que estamos escuchando. Entre tanto escritor repulsivo, es ella –periodista– la que hace las preguntas, y a la vez la que ejerce la posición de poder, al guardarse la última palabra.

Aunque la última-última sea del espectador, claro. Porque es a él a quien intenta cooptar más hondamente, a través de sus rupturas, sus salvedades, esta obra. Porque, como siempre, se trata de ir al teatro y salir modificado.

Entrevistas breves con escritores repulsivos puede verse los viernes a las 21, en Fundación Tomás Eloy Martínez, Carlos Calvo 4319, P 1. Capacidad máxima: 30 personas, por orden de llegada.

Thursday, November 10, 2011

Las aristas accidentadas de la verdadera naturaleza masculina


Apareció en Critica teatral este análisis sobre la obra a cargo de Natalia Fernández Acquier

Entrevistas breves con escritores repulsivos

“(…) ¿Qué es la felicidad? Nada. Una palabra para designar algo que siempre ocurre en el pasado y, como siempre ocurre en el pasado, resulta que nunca ocurrió. Vale decir, no existe. Dos, el amor. El amor sí existe. Es una catástrofe, una calamidad, una peste letal como el cólera morbo. Es raro, eso sí (…) Es raro y monstruoso como el genio, y como él desdichado, condenado al dolor. ¿Quién lo dijo? Barrett. ¿Qué Barrett?: el único. Rafael. Un anarquista idéntico a Cristo y a mí cuando me deje la barba y si yo fuera rubio y alto y de ojos celestes (…) La esperanza. Muy bien. Al revés de la felicidad la esperanza sí existe. Existe porque está en el futuro, y si eso no lo dijo Pascal, debió decirlo (…) La mujer. Ahí va: la mujer es la casa del hombre (…) Y ahora que alguien me explique desde cuando hay otra agonía o batalla que no sea la que pasa por el cuerpo y otro sacrificio, y aun otra resurrección, que no sean los de la carne, desde cuándo hay otra desventura, angustia o tragedia que las que retuercen el corazón y las tripas, u otra hambre, otra sed, otro deseo que los que retuercen las tripas y el corazón, cuando cambiaron tanto las cosas como para que cualquier dolor humano, por mínimo que sea, no ponga en cuestión el universo entero y refute la impavidez de las estrellas (…)”.
Abelardo Castillo

Entrevistas breves con escritores repulsivos. El osado, controvertido y talentoso escritor David Foster Wallace. Un director y puestista catalán, Marc Caellas. Intuitivo. Avezado. Una periodista. Un puñado, muy interesante, de escritores. Teatro. El espacio escénico: la Fundación Tomás Eloy Martínez. Un lugar bellísimo donde se respira literatura y algo de la mística y la sobriedad del arte de las letras. En el primer piso hay un escritorio donde supo trabajar Borges, uno de los tantos, tal vez, que acompañó la distinción de sus trazos. Esta pieza, o la comunión de ellas, deviene elegante, intelectualmente atractiva, atrevida e insólita también. Pienso en la metáfora que me inspira lo breve, la personalidad efímera e inconstante de los vínculos, las promesas, los compromisos. La dificultad de comunicarse. La fragilidad de la verdad. Su límite. La verdad en tanto honestidad, afirmación de la realidad y su vinculación etimológica con la fidelidad. El lenguaje: el medio para expresarla. El hombre: su vehículo.
Ella. La mujer aquí es una y es todas. Su presencia, trabajada en inteligente despresencia, redescubre la fuerza del silencio como símbolo. Resignifica y subraya la palabra del otro y dice de lo inefable del amor. Dime que callas y el otro podrá decir. Y que diga, hasta el hartazgo. Funciona. Al paroxismo.
Ellos. Un hombre que se confiesa, dice, quiere decir, se explica, se describe, intenta hacerlo. Transfiere, en el plano de lo inconsciente claro, sus propios dolores, temores, inseguridades. Le habla a ella pero habla de él. Ella sufrirá, dice, pero el que sufre es él, a pesar, y tal vez en razón de, su seductor, al que ama y contra el que batalla ¿Narciso? La mirada de un hombre vanidoso. Y el costo, uno de tantos, de decir la verdad. La suya. Obvio.
Otro hombre, y otro lugar (todos serán otros: hombres y lugares). El sexo. Su motor. Su texto y pretexto. Su deseo. Su desprecio por el tedioso, a veces hipócrita, camino de la seducción. Su necesidad de clasificar, su manera de buscar, dominar. Propone. Devela su vicio. Defiende su gusto. Provoca. Despoja, despeja también, de mentiras el asunto. Desmaquilla. Pierde en su repulsiva discursividad ¿Frontalidad? Habrá con quien gane. Contrata. Siempre hay una clienta para un vendedor. Gallo o gallina; cada mujer dirá. O callará. Los tiempos modernos o el lado oscuro de los de siempre. Honestidad brutal.
Otro. Hombre también. La cama. Para él, el campo de batalla ¿Para todos ellos? Los estereotipos. El egoísmo ¿Cual? El gran amante. ¿Quién? Sexo, mentiras y verdad. Drogas. ¿Y la espontaneidad? No hay certezas. Ni fórmulas. Ni amor, ni dos que se aman. Dar y recibir. De a uno no funciona. Eso ya lo sabemos todos ¿Y de a dos sí? Dime a quién crees y te diré cómo y con quien duermes. “Nada se sabe, todo se imagina. Circúndate de rosas, ama, bebe. Y calla. Lo demás es nada”.
Otro hombre. Entre nosotros: hombres y mujeres, especie, raza, género, que más da. Espectadores y actores. ¿Cómo es no amar más? y ¿Cómo se dice? La confianza hace las veces de excusa. Vale, pero igual irrita. Exaspera. Desespera. No alcanza. La ironía se arma de palabras, muchas, todas juntas, desordenadas, verborreicas, ahí, saliendo de un caos para hacerse ¿otro caos? Culposas ellas-las palabras-culposo él-el hombre. Temerosas. Temidas también ¿Hasta dónde se puede hacer o dejar de hacer en nombre del amor? Y repito, ¿eso, cómo se dice? El silencio es sabio pero la verdad ahoga. Hay que decir aunque más no sea para sentir que no hemos podido hacerlo. “Paroles et encore des paroles que tu sèmes au vent. Que tu es Belle! Paroles et paroles et paroles”
Dos hombres ahora. Algo del principio de la obra, del comienzo de esta experiencia, se repite; o es el lugar o es la imagen de los dos hombres. No sé. Mi sensación es que todo vuelve a empezar. Todo. Y siempre. Sí, sí, el eterno retorno de Nietzsche. Ellos hablan de mujeres-generosas son las posibilidades del relato como género-hay encuentros, desencuentros, corazones rotos, burlas, prejuicios, compasión…El lado femenino del hombre. El relato es de quién lo cuenta. Maldita subjetividad. El final se insinúa abierto pero por alguna razón todos sabemos como termina. Todos los caminos conducen a Roma, dicen. Todas las historias terminan igual, digo yo, pero no porque todas ellas sean iguales (ni mucho menos nosotras). Igual puede ser diferente cada vez, como el sexo ponele.
Entrevistas breves con escritores repulsivos le da voz, cuerpo, escenario y geniales textos a las aristas accidentadas de la verdadera naturaleza masculina, o lo que la cultura ha hecho de ella, esa que preferimos no saber pero de la que algo sabemos. Para todo lo demás está el romanticismo. Incomoda, sí, pero de eso se trata. Creo.
El elenco lo conforman los escritores Roni Bandini, Lucas Oliveira, Martín Seijo, Esteban Feune de
Colombi, Guillermo Piro y la periodista Ivana Romero. Todos, con virtuosismo, componen esta experiencia teatral que desanda algo del vasto-conocido o por conocer-universo masculino. Se dice que los escritores no actúan. No es cierto. También se dice que los hombres son todos iguales. Tampoco es cierto ¿O si? Repulsión, revulsión-me gusta-atracción, aversión, seducción. Ficción.

Natalia Fernández Acquier

Fundación Tomás Eloy Martínez – Carlos Calvo 4319, piso 1º -
Viernes 21hs (Hasta el 16 de diciembre)

Reservas y compra anticipada: info@fundaciontem.org
Información: http://blog.fundaciontem.org/p/entrevistasbrevescon-escritores.html

Friday, November 04, 2011

Nota en Ñ sobre los Repulsivos



En marccaellas.com se lee mejor...

Aquí el link a la versión digital de Ñ.